Primera práctica de pista, 25 de enero

Querida audiencia, hoy por fin os cuento que he dado mi primera clase práctica.

Y puedo confirmar lo que os decía, que soy el hombre más torpe de la historia. Aunque agradezco al monitor que no me lo haya dicho.

¿Impresiones? Por un lado bien, porque al final he logrado coger algo de confianza con la moto.

Por el otro lado, mal, porque ya se ve venir que me va a costar mucho, mucho tiempo y muchas clases (y dinero, claro está) aprender a llevar bien la moto, sobre todo sabiendo lo endiablado que es el circuito que hay que superar.

Pero bueno, paso a contaros lo que he hecho hoy, que no es gran cosa, pero es el primer paso.

Como nunca he llevado moto, la clase de hoy la hemos hecho en una Yamaha YBR125, aunque el examen será en una 500. Pero las primeras clases las haremos en esta porque es menos potente y más ligera, para aprender a cambiar marchas y eso.

Así es la YBR125. La foto es de la Wikipedia.

La clase de hoy se ha centrado en familiarizarme con la moto. Cambiar del punto muerto a primera marcha, embragar, dar gas e ir en línea recta.

Me ha costado bastante que no se me calara la moto (de hecho la he calado tantas veces que se quedó sin batería y el monitor ha tenido que arrancarla a empujones), pero ya el último cuarto de hora ha consistido en hacer rectas, acelerar, mantener la velocidad y luego frenar. Eso sí, no he pasado de primera marcha, pero en las últimas rectas ya me veía con confianza para no poner el pie en el suelo hasta que no había frenado del todo. Al final la moto tiene más estabilidad de lo que parece.

Incluso me aventuraría a decir que mantener el equilibrio en la moto es un poco más sencillo que en la bici (aunque no quiero hablar muy rápido, a ver si me voy a gafar).

Me frustra pensar que voy muy lento. Pero supongo que cada uno tiene su ritmo y a mí me ha tocado ser un torpe. Punto positivo: no me he caído.

La segunda clase será mañana y ya tengo ganas de empezarla.